lunes, 7 de febrero de 2011

Pío XII y la Shoah: memoria y justicia.


El recuerdo es memoria y es justicia.


Pocos días atrás, el 27 de enero, se celebró la jornada de la memoria en recuerdo de las víctimas de los diferentes totalitarismos que arrasaron Europa durante el siglo XX.

En el post de hoy os propongo un texto aparecido en una página de Facebook dedicada a Benedicto XVI.

Me pareció oportuno traducirla al español (una versión más elaborada de esta misma traducción la podéis encontrar en otro magnífico blog) para dar a conocer, aunque sea en un modo simple y sin gran aparato crítico, el reconocimiento y el agradecimiento a Pío XII por gran parte del mundo judío del trabajo realizado en defensa de los hebreos durante la II Guerra Mundial.

Buena lectura (y difusión):

Al final de la guerra, la más alta autoridad hebrea italiana, el ex rabino jefe de Roma, Eugenio Zolli, que se convirtió al catolicismo en 1945, también gracias al agradecimiento hacia la Iglesia, dijo: “Lo que el Vaticano ha hecho por los hebreos permanecerá indeleble y eternamente esculpido en nuestros corazones […] ha hecho cosas que permanecerán para siempre como un título de honor para el catolicismo” (Zolli, Prima dell’alba, autobiografia autorizzata, San Paolo, 2004, EAN).

Es una lástima, sin embargo, que una de las leyendas negras que el laicismo y el anticlericalismo han cultivado maniacamente, logrando echar raíces con increíble éxito en la crasa ignorancia y la mala fe colectiva, se refiere al presunto antisemitismo de Pío XII. Se calla el cómo miles de hebreos durante el período nazista fueron escondidos y salvados dentro de monasterios bajo explícita petición de Pío XII. A continuación un elenco de citas que ayudan a desmentir estos bulos:

Luciano Tas, conocido representante de la comunidad hebrea romana antiguo director de Shalom, dijo: “centenares de conventos, tras la orden impartida al respecto por el Vaticano, acogieron a los hebreos, miles de sacerdotes los ayudaron, otros prelados organizaron una red clandestina para la distribución de documentos falsos”.
 
El historiador Renzo De Felice, máximo experto internacional sobre el fascismo, afirma: “la ayuda de la Iglesia en relación con los hebreos fue muy notable y en medida siempre creciente, fue prestada no solamente por católicos a título individual, sino por parte de casi todos los institutos católicos y por muchísimos sacerdotes. Ayuda que, por otra parte, estaba ya en marcha desde hacía años en los países ocupados por los nazistas, en Francia como en Rumania, en Bélgica como en Hungría”. En Italia, donde la intervención de la Iglesia podía cubrir todo el territorio, el 84% de los hebreos fue salvado de la persecución. Sólo en la ciudad de Roma, la comunidad hebrea ha confirmado que la Iglesia salvó 4.447 hebreos de la persecución nazista. De la lista de los lugares donde fueron escondidos los hebreos elaborada en 1945 resulta que 100 conventos de monjas, 45 casas de religiosos y 10 parroquias les ofrecieron asilo. El número más alto de refugiados se registró en los franciscanos de San Bartolomé en la Isla Tiberina, que escondieron a 400. En un atestado de las comunidades israelitas italianas que se encuentra en el Museo de la Liberación de Vía Tasso en Roma, se encuentra escrito: “El Congreso de los delegados de las comunidades israelitas italianas, celebrado en Roma por primera vez tras la liberación, siente imperioso el deber de rendir reverente homenaje a Su Santidad [Pío XII, ndt], y expresar el más profundo sentido de gratitud que anima a todos los hebreos, por las pruebas de humana fraternidad ofrecida a ellos por la Iglesia durante los años de las persecuciones y cuando su vida fu puesta en peligro por la barbarie nazifascista”.

Gideon Hausner, procurador general israelí, el 18 de octubre de 1961 afirmo: “El clero italiano ayudó a numerosos israelitas y les escondió en los monasterios y el  Papa intervino personalmente a favor de los que habían sido arrestados por los nazis

Albert Einstein escribió en el Time Magazine del 23 de diciembre de 1940: “Solamente la Iglesia se opuso plenamente a la campaña de Hitler que pretendía suprimir la verdad. No había tenido nunca un interés particular por la Iglesia, pero ahora siento hacia ella un gran amor y admiración, porque sólo la Iglesia ha tenido el coraje y la perseverancia de defender la libertad intelectual y la libertad moral. Tengo que confesar que lo que antes había despreciado, ahora alabo incondicionalmente”.

El rabino Maurice Perlzweig, director del World Jewish Congress confirmó: “Las repetidas intervenciones del Santo Padre a favor de las comunidades hebreas en Europa han evocado un profundo sentimiento de aprecio y gratitud por parte de los hebreos de todo el mundo”.

Tras la muerte de Pío XII, Golda Meir, política israelí, escribió: “Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del Papa se elevó por sus víctimas. La vida de nuestro tiempo fue enriquecida por una voz que claramente habló sobre las grandes verdades morales. […] Lloramos a un gran servidor de la paz”.

El texto que habéis leído es más bien un resumen, pero indispensable para realizar una lectura rápida e ilustrativa de lo que hizo Pío XII para proteger a los hermanos hebreos. En el caso de que queráis profundizar sobre el tema, os ofrecemos una larga serie de artículos, testimonios y documentos más precisos y contextualizados, bastante más importantes de lo que acabáis apenas de leer, acerca de la acción de la Iglesia de aquellos años a favor de las comunidades hebreas.



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