domingo, 19 de diciembre de 2010

El mito visigótico (I)

Hola de nuevo. Más de un mes sin novedades, algo que indica que hay otros asuntos entre manos que requieren más atención. Ahora que estreno un nuevo período de vacaciones podré dedicarle al blog un poco más de tiempo.

Sigo con la preparación de la tesis doctoral, que trata el tema cristológico en una de las múltiples polémicas que hubo entre las sedes española y romana a finales de la edad antigua.

Hay un libro que os recomiendo (no para comprar, porque es caro, pero sí para pedir a vuestro bibliotecario de confianza): J. N. Hillgarth, The Visigoths in History and Legend. (Studies and Texts; 166). Toronto: Pontifical Institute of Mediaeval Studies, 2009. xii, 239 p. ISBN: 978-0-88844-166-9. [La casa editorial no me paga por la publicidad].

Pues bien, el objetivo del libro es explorar uno de los temas más recurrentes y polémicos de la historiografía española: España se ha configurado a lo largo de los siglos como una entidad nacional y cultural cuyo origen cabe situar en época visigótica.

Poco a poco podré ir compartiendo con vosotros algún dato más, siempre interesante porque afecta al concepto de nación (ZP, analfabeto integral, dice que es discutido y discutible) y por tanto condiciona el modo de afrontar los problemas, no pocos, que afectan a la convivencia entre las diferentes sensibilidades y territorios de España.

Conocer el pasado es necesario para comprender el presente, aunque dada la ignorancia general provocada por un sistema educativo desastroso es tarea difícil en estos tiempos.

Seguiremos informándonos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

De tolerantia

Nunca como en estos últimos tiempos el verbo tolerar ha estado tan de moda. Todo parece girar en torno a la tolerancia. A simple vista parece un término bonito y agradable, pero en realidad conlleva una carga negativa bastante grande.

Tolerar es palabra latina y significa originariamente soportar un peso, sostener una carga, soportar, resistir a algo o a alguien, contrastar. La Real Academia, tan "tolerante" ella que permite ya cualquier cosa con tal de presentarse accesible y amable con todos y con todo, explica este verbo con cuatro acepciones:

1. tr. Sufrir, llevar con paciencia.
2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.
4. tr. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

La primera parece que invoca a la resignación, por tanto sentido negativo. Atendiendo a la segunda podemos llegar al delito, pues lo ilícito a menudo es condenable. La tercera posee una carga bastante negativa en cuanto pone a prueba algo o alguien, por tanto lo fuerza. La última es la más suave y la más engañosa.

Supongo que sea a esta última acepción a la que se refieren los que predican la tolerancia como virtud. Siento discrepar de la RAE pero puestos a tolerar yo tolero sólo a las personas (y a algunas con mucho esfuerzo). No tolero "las ideas, creencias o prácticas de los demás" cuando atentan contra la vida o la inteligencia, por poner sólo dos casos.

Tolerar es, para mí, sinónimo o de ignorancia o de debilidad y por tanto no es virtud sino vicio. Y creo que es precisamente esto lo que no entienden los predicadores del "todo vale". Su "tolerancia" consiste en reclamar y exigir el respeto, pero no el permitir que se les critique, o peor aún que alguien ose a contraponer ideas, criterios y razonamientos diversos.

Lo peor, no obstante, del pensamiento tolerante es la manía de legalizarlo todo. Nos encontramos, por tanto, principalmente en Occidente, con una cantidad de leyes absurdas e injustas que nacen simplemente por el estúpido y cobarde espíritu de las clases políticas dirigentes de permitir todo. Parece que sólo quien se queja tiene derecho a que sus prerrogativas sean atendidas. Gritan las feministas, se despenaliza el delito del aborto. Y así muchos otros temas, que irán saliendo poco a poco en este blog, más o menos lesivos contra la dignidad de la persona.

Por tanto, os invito a dejar de conjugar en exceso el verbo tolerar y a emplear otros más útiles y nobles: pensar, razonar, rebatir, exponer, defender, proponer. 

martes, 9 de noviembre de 2010

Nueva evangelización

Reconozco que soy juez y parte en lo que se refiere al tema que ocupa el comentario de hoy. Ello no me impide acercarme a una objetividad que no puede ser rebatida por parte de quienes diga lo que diga el papa o cualquier miembro de la iglesia siempre se muestran contrarios y muy a menudo además en modo agresivo y carente de inteligencia, conocimiento y educación.

Durante el vuelo hacia Santiago de Compostela, Benedicto XVI realizó una serie de declaraciones ante la prensa acreditada que le acompañaba en el avión. Práctica habitual de él y de Juan Pablo II en la mayor parte de los viajes que se realizan al extranjero.

Una de las preguntas se refería al nuevo dicasterio creado recientemente y que se llama oficialmente "Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización" (por cierto, se trata de un ente de no poca importancia en el organigrama vaticano, no se crean organismos de este tipo cada quince días, el último se instituyó en 1985...). Pues bien, como explica el motu proprio por el que se constituye, "el Consejo persigue su propia finalidad tanto estimulando la reflexión sobre los temas de la nueva evangelización, como individuando y promoviendo las formas y los instrumentos adecuados para realizarla" y su cometido se centrará principalmente "en enteros países en los que en un tiempo la religión y la vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operativa, [y que] están ahora sometidos a dura prueba e incluso alguna que otra vez son radicalmente transformados por el continuo difundirse del indiferentismo, del secularismo y del ateísmo", aquí se cita expresamente la Exhortación postsinodal Christifideles Laici n. 34.

De todos es sabido que España forma parte de ese grupo de naciones, al igual que Francia, Reino Unido y tantos otros países de la llamada vieja Europa. A nadie extraña por tanto que dirigiéndose en viaje a España hiciera referencia a los problemas que existen entre fe y modernidad, fe y secularismo.

Hasta aquí podemos estar de acuerdo todos, nos interese el tema en mayor o menor medida. El problema surge cuando el papa se detiene en el caso particular de España.

Tras haber descrito la importancia que tuvo el catolicismo español en los inicios de la edad moderna habló de los problemas surgidos en la época más reciente de nuestra historia. Si se atiende bien a las palabras que realmente pronunció el papa se constata que no dijo que la situación actual sea idéntica a la de los años treinta, sino que al igual que en aquella época, también en la actualidad se produce un fuerte desencuentro, un choque, entre fe y modernidad, entre fe y laicismo.

¿Y nos quieren decir los progres que esto no es verdad? Es cierto que no se queman iglesias (como en tiempos de aquella idílica república), pero no será por ganas (este fin de semana causalmente se prohibió la celebración del culto público en una basílica española, eso sí, maldita porque la construyó Franco; por cierto, estoy esperando a que añadan a la ley de memoria histórica una cláusula que ordene no sólo la destrucción de signos y símbolos franquistas, sino también la de pantanos, autopistas, túneles, aeropuertos y toda clase de infraestructuras que se construyeron entre 1939 y 1975; a ver si hay huevos). Pues bien, no se queman iglesias, pero ay de aquel que ose contradecir el pensamiento único y sacrosanto de la bendita laicidad. Quien se manifieste contra alguna de las leyes que atentan contra alguno de los principios teológicos y no digamos morales de la iglesia católica, queda marcado como anacrónico y enemigo de la modernidad y de los derechos fundamentales, cuando no como antisocial y fascista. Ellos se apropian sin rubor de terminología trasnochada que les sirve para minar las bases religiosas de la sociedad (i.e. matrimonio), pero no les gusta que nadie les haga ver las contradicciones en las que caen, aunque sean meramente etimológicas. Defienden la dignidad y la igualdad de todos los ciudadanos, pero sólo de aquellos que votan, pues proponen leyes que hacen peligrar la vida humana en sus estadios más débiles e indefensos (i.e. aborto y en manera más o menos encubierta también eutanasia).

La dictadura actual es por tanto la de ese pensamiento único, que considera a sus críticos ciudadanos de segunda, cuya opinión carece de valor y por tanto de ser tenida en cuenta. Pero claro, sólo cuando conviene al Estado, porque no se les ocurrirá nunca cerrar los innumerables centros de atención a los más pobres (léase Caritas) o los conciertos con escuelas, hospitales y otros organismos de utilidad pública que sostiene la iglesia. La iglesia les sirve para tapar las vergüenzas del sistema de bienestar (que está llegando a su fin) pero incluso en este caso se niegan a reconocerlo públicamente.

Por tanto, para ir terminando, bienvenidas sean estas palabras del papa y este nuevo dicasterio, que intentan ofrecer pistas de acción para que la fe encuentre los caminos más adecuados con el fin de seguir proponiendo al mundo actual un modo de vida honesto y justo, centrado en valores que no se amolden a las circunstancias cambiantes y caprichosas, siempre interesadas, de la política o de la economía de turno.

Pero ojo, no descuidemos otro aspecto: la culpa no es sólo de la sociedad materialista y laica, también y en no poca medida, de ciertos sectores de la iglesia, jerárquicos y "de base", que no son coherentes con lo que dicen representar y para hacerse los modernos le ríen las gracias a quienes no dudarán en machacarlos en cuanto haya la más mínima oportunidad.

Apliquémonos por tanto el cuento todos y pongámonos manos a la obra para realizar lo que dice el papa, a quien tantos admiramos: fomentar el encuentro y el entendimiento entre la fe y la modernidad, dando a cada una de ellas el lugar y el valor que les corresponde.

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A continuación el texto original íntegro de las palabras del papa y la traducción de la polémica frase:

In questi mesi si sta avviando il nuovo Dicastero per la "nuova evangelizzazione". E molti si sono domandati se proprio la Spagna, con gli sviluppi della secolarizzazione e della diminuzione rapida della pratica religiosa, sia uno dei Paesi a cui Lei ha pensato come obiettivo per questo nuovo Dicastero, o addirittura se non ne sia l'obiettivo principale. Questa è la nostra domanda.

Con questo Dicastero ho pensato di per sé al mondo intero perché la novità del pensiero, la difficoltà di pensare nei concetti della Scrittura, della teologia, è universale, ma c'è naturalmente un centro e questo è il mondo occidentale con il suo secolarismo, la sua laicità, e la continuità della fede che deve cercare di rinnovarsi per essere fede oggi e per rispondere alla sfida della laicità. Nell'Occidente tutti i grandi Paesi hanno il loro proprio modo di vivere questo problema:  abbiamo avuto ad esempio i viaggi in Francia, nella Repubblica Ceca, nel Regno Unito, dove dappertutto è presente in modo specifico per ciascuna nazione, per ciascuna storia, lo stesso problema, e questo vale anche in modo forte per la Spagna. La Spagna è stata, da sempre, un Paese "originario" della fede; pensiamo che la rinascita del cattolicesimo nell'epoca moderna avviene soprattutto grazie alla Spagna; figure come sant'Ignazio di Loyola, santa Teresa d'Avila e san Giovanni d'Avila, sono figure che hanno realmente rinnovato il cattolicesimo, hanno formato la fisionomia del cattolicesimo moderno. Ma è ugualmente vero che in Spagna è nata anche una laicità, un anticlericalismo, un secolarismo forte e aggressivo, come abbiamo visto proprio negli anni Trenta, e questa disputa, più questo scontro tra fede e modernità, ambedue molto vivaci, si realizza anche oggi di nuovo in Spagna:  perciò per il futuro della fede e dell'incontro - non lo scontro, ma l'incontro tra fede e laicità - ha un punto centrale anche proprio nella cultura spagnola. (Pero es igualmente verdadero que en España ha nacido también un laicismo, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo, como hemos visto incluso en los años treinta, y esta disputa, es más, este choque entre fe y modernidad, ambas muy vivaces, se manifiesta también hoy de nuevo en España: por tanto para el futuro de la fe y del encuentro - no el choque, sino el encuentro entre fe y laicismo - tiene un punto central [el nuevo dicasterio para la nueva evangelización] también en la cultura española). In questo senso, ho pensato a tutti i grandi Paesi dell'Occidente, ma soprattutto anche alla Spagna.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Marco Aurelio

Esta tarde, al regresar a casa después de mirar tiendas y tomar un té verde con un amigo, me he dedicado a leer la última adquisición libraria: una nueva edición, la enésima que compro, de los escritos de Marco Aurelio. Ésta la compré porque incluye además de las famosas Meditaciones, las Cartas y algunos Testimonios sobre él. Os dejo con uno de los tantos textos espléndidos de este magnífico autor:

"No consideres jamás como beneficio propio aquello que te pueda obligar alguna vez a traicionar la confianza, a perder el respeto, a odiar a alguien, a sospechar, a maldecir, a fingir, a desear algo que requerirá muros y encubrimientos". Meditaciones, III, 7, [1].

En cuanto vuelva a Roma seguiré actualizando el blog en la medida de lo posible (temas no faltan...).

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dieta sana

Se habla mucho, desde hace tiempo, de los beneficios del té, que traducidos al tema del día se resumen en tres principales: menos impuestos, menor intervención del Estado y "más nación". Estados Unidos se ha cansado de refrescos bajos en calorías (e ideas) de Obama, Reino Unido vuelve a saborear el verdadero té gracias a Cameron… ojalá en España se vaya introduciendo poco a poco su uso.

A mí me encanta, con una nube de leche...

martes, 2 de noviembre de 2010

"Bajo el cielo de Roma"

Hoy ha terminado la emisión en la RAI de la miniserie “Sotto il cielo di Roma / Under the Roman Sky”. Narra los meses de la ocupación nazi de la ciudad. Mucho se ha escrito y se ha filmado sobre este episodio trágico de la II Guerra Mundial, uno de tantos, quizás no el más funesto pero sí uno de los más representativos de la crueldad de aquella guerra.

Contemplando los 268 días de ocupación, entre septiembre de 1943 y junio de 1944, se puede obtener un panorama suficientemente amplio de las causas y de los ideales de los protagonistas de la guerra en la que se encuadra.

La “tolerancia” de las democracias occidentales hacia Hitler favoreció el rearme de Alemania y los preparativos para la guerra[1]. A esta debilidad occidental anterior al inicio de la guerra se unió, en el caso italiano, el bastardo interés del régimen fascista de Mussolini[2]. A la ambición del Duce se unió la cobardía de la casa real italiana, felizmente despojada de su carga institucional después de la guerra, y de gran parte de la clase política y militar italiana que en lugar de permanecer en el lugar que le correspondía huyó cuando las cosas se pusieron feas en Italia (los nazis por el norte y los aliados por el sur). En Roma quedó por tanto como única autoridad moral y política el papa, Pío XII.

Sobre la actuación del papa Pacelli en la II Guerra Mundial se ha discutido mucho y se sigue escribiendo bastante; el estudio de la documentación que se conserva en los archivos vaticanos ayudará, ya lo está haciendo, a valorar en su justa medida el comportamiento del papa durante la contienda. Pero durante la ocupación de Roma se sabe perfectamente cuál fue su posición frente al régimen nazi (y cabe pensar que si actuó así en el caso particular de Roma lo hiciera de manera semejante durante todo el desarrollo de la guerra en cualquier parte de Europa y del mundo).

Tenemos por tanto a un papa que organiza la ayuda de la iglesia a las víctimas potenciales y reales de las atrocidades alemanas. Ordena abrir los conventos para que sirvan de refugio a hebreos y opositores[3], realiza colectas para pagar rescates y evitar deportaciones, mantiene informados a los aliados y a los países neutrales de lo que sucede en Roma. En definitiva, ejerce de autoridad religiosa, moral y política en una ciudad abandonada a su suerte por los que tendrían que haberla defendido.


Me alegro por tanto de que por fin se emita una serie que rinde justicia, hasta donde puede hacerlo el cine, a un papa tan denostado por la pseudo-historia contemporánea que parece no querer admitir los valores que representa el cristianismo.


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[1] Sobre la tolerancia dedicaré próximamente una entrada especial, porque conviene aclarar que no se trata de una virtud, sino de una debilidad y por tanto de un vicio
[2] El término fascista, mal que le pese a tanto progre trasnochado, que acusa de tal a quien no comparte sus ideas (!), corresponde sólo al ambiente italiano, único país en el que ha existido un partido, un régimen y una ideología fascistas.
[3] La casa desde donde estoy escribiendo esto fue también lugar de refugio.








lunes, 1 de noviembre de 2010

Filosofía (I)

"Es vano el discurso del filósofo que no se preocupa
de ninguna pasión humana.
Así como no hay ninguna necesidad de la medicina
que no libere el cuerpo de sus males,
del mismo modo no sirve la filosofía
que no libera el alma de sus preocupaciones."
Epicuro, Fragmentos, I.

Me apasiona la filosofía antigua, debe ser una deformación profesional. Reconozco que no es conveniente reducirse a ella y querer encontrar en los clásicos respuesta para las cuestiones que nos puedan interesar. Ciertamente la filosofía no termina con la época clásica, pero no es menos cierto que las principales inquietudes humanas han sido tratadas por ellos.

Para gran parte de los filósofos antiguos, principalmente después del gran Aristóteles, la filosofía es algo práctico. De nada sirven las divagaciones especulativas si no se traducen en una mejoría de la vida del hombre y del entorno en el que vive.

Epicuro, como tantos otros, lo entiende bien cuando establece el símil entre filosofía y medicina en el fragmento que encabeza la entrada de hoy. No obstante, la filosofía no ofrece recetas para los males del hombre, más bien prepara al hombre para que busque respuestas que le liberen de sus pasiones (así, en cursiva, para recordar que el término pasión, en filosofía, tiene poco que ver con la idea judeocristiana del mismo).

Poco a poco iré compartiendo alguna de las intuiciones geniales de estos grandes personajes que Rafael inmortalizó en "La Escuela de Atenas"


curiosamente enfrente de "La disputa del sacramento"


no sé si para completarse o para oponerse... seguiremos indagando.

domingo, 31 de octubre de 2010

Presentación

La idea de crear un blog propio no es nueva, lo tenía en mente desde hace varios meses. Se medio materializó en Trento, durante el último congreso de bibliotecarios al que me tocó asistir. En aquellos días creé esta página, que ha estado vacía desde entonces. Las ocupaciones y las preocupaciones dejaron el proyecto en potencia. Hoy la potencia se convierte en acto.

El título del blog responde a una de las palabras clave del tema de mi tesis doctoral. El término voluntad es muy amplio y se puede abordar desde muchas perspectivas: teológica (como es en el caso de mi tesis doctoral), filosófica, ética, moral, etc. De momento me conformo con presentarlo, más adelante discutiremos sobre él.

No sé con qué frecuencia actualizaré el blog, depende de tantas variables, pero sí intentaré que sea un lugar en el que poder compartir con el amable lector algo más que el estado de ánimo (para eso está facebook).

Os dejo, por ahora, con una foto del lugar desde el que se me ocurrió esta idea del blog:



Como veis, Trento existe realmente, no sólo en los libros de teología y de historia de la iglesia...